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jueves, 23 de septiembre de 2010

¿Cómo debatir con un creacionista?

 
 

Enviado por Gonzonet a través de Google Reader:

 
 

vía La mentira está ahí fuera de lamentira el 23/09/10

Debatir con un creacionista es muy fácil,  porque solo tienen unos pocos argumentos y llevan bastante tiempo sin aportar alguno nuevo. Estos argumentos se han publicado una y otra vez, y cuando hablas con un creacionista te los suelta todos de carrerilla. Cada uno de ellos es fácilmente rebatible, aunque bien es cierto que nunca conseguirás hacerle cambiar de opinión.

Vamos a ver uno por uno estos argumentos, y empezaremos por el que más me gusta:

La evolución es una teoría, no un hecho

Esto se debe de entender como que la evolución es una hipótesis no probada, como muchas otras, y que por consiguiente no debería de ser enseñada en las escuelas como si fuese algo cierto. Realmente la evolución es una teoría y también es un hecho. Un hecho es algo que podemos observar en el mundo, y una teoría es nuestra mejor explicación para ello. Del mismo modo que la certeza de la gravedad es que las cosas caen, y que la teoría de la gravedad de Newton trata de explicar este hecho. El que la teoría de la gravedad esté más o menos perfeccionada no afecta al hecho de que las cosas caen.  De hecho, la teoría actual de la elución todavía está incompleta, pero es miles de veces mejor de lo que era en los tiempos de Darwin. Aun así, el estado de nuestra teoría de la evolución no afecta al hecho observado de que las especies evolucionan con el tiempo.

La evolución es controvertida. Los propios científicos no se ponen de acuerdo sobre su validez

Los creacionistas se cierran en banda al hecho de que los biólogos evolucionistas tienen teorías encontradas para explicar aspectos menores de la evolución. Desprestigiar la evolución por ello es como descartar el usar ruedas en los coches porque los fabricantes no se ponen de acuerdo en el diseño de la banda de rodadura. Prácticamente ningún científico duda en la actualidad del hecho de la evolución o de la validez de la teoría evolutiva en su totalidad. Los creacionistas a menudo publican listas de científicos que afirman rechazar la evolución. Estas listas probablemente sean verdaderas. En los Estados Unidos la mayoría de la gente es creacionista de un color o de otro. Pero la comunidad científica tiene una opinión muy diferente. La mayoría de las encuestas muestran que entre un 95 y un 98% de los científicos aceptan la teoría evolutiva.

La evolución no se puede descartar, por lo que no es ciencia

Uno de los aspectos de la ciencia es que se puede refutar. Si conseguimos ejecutar una prueba basada en una proposición y esa prueba falla, entonces hemos descartado esa proposición. Este es el funcionamiento básico de la ciencia. Algo que no puede someterse a un test y ser descartado, como la existencia de Dios, no puede ser ciencia. Sin embargo los creacionistas no ven este lado del argumento, sólo lo aplican a la evolución.  Sin embargo la evolución puede ser fácilmente descartada. El biólogo evolucionista JBS Haldane hizo famosa la broma que contaba, afirmando que cuando se encuentre un fósil de conejo de la edad Precámbrica, la evolución se descartaría.

La evolución es en sí misma una religión

Este argumento ha ganado en popularidad en los últimos años, en los que los creacionistas han apuntalado sus posiciones decorándolas con palabras que suenen a científico, como es el caso del diseño inteligente. Tratan de convencernos de que su posición tiene fundamento científico, y cambian las tornas  llamando religión a la evolución y se mofan de los que adoran a Darwin como a su profeta. Este argumento solo es válido para ser usado en personas que conocen poco o nada la historia de Darwin. La religión se fundamenta en el hecho de la adoración a un ser superior y divino, y no hay nada de eso en la teoría evolutiva ni existe una iglesia evolucionista.

La evolución no puede ser observada

Parte de lo que se necesita para validar una teoría es probarla y observar los resultados. Aunque hay fenómenos evolutivos que pueden ser directamente observados como algunos experimentos con moscas de la fruta, la mayoría de las cosas que explica la evolución han ocurrido en períodos de millones de años.  Evidentemente, nadie tiene tanta paciencia como para observar la evolución. Esto es cierto. Pero aquí se malinterpreta en que consiste la observación. Hay muchas observaciones en la ciencia en las que se tiene que usar la evidencia de un evento para suplir la observación directa del hecho. Ciertas reacciones químicas, la física de partículas, la física teórica, son ejemplos de campos de la ciencia en los que se recurre a este tipo de observaciones. La teoría de la evolución se desarrolló originalmente para explicar la evidencia obtenida de la observación de los registros fósiles.

No existen fósiles de tránsito

Si el antecesor del caballo moderno Miohippus evolucionó de su antecesor  Mesohippus, entonces seguramente existirán fósiles de tránsito entre ambas especies, que muestren características comunes, o quizá una especie intermedia. He tomado el ejemplo del caballo, porque esa rama evolutiva está extraordinariamente bien documentada.  Los creacionistas afirman que no existen estos fósiles de tránsito, pero sí que existen,  y en abundancia. Al afirmar algo así, o se está mintiendo intencionadamente, o bien el que lo hace se niega a documentarse. Las personas legas no tienen más que visitar la wikipedia para encontrar infinidad de fósiles de tránsito.

Sin embargo, el registro de fósiles es lo suficientemente inmenso como para que haya huecos entre estados evolutivos de las especies. Estas ausencias son utilizadas por los creacionistas para proclamar que no existen fósiles de tránsito y que la teoría evolutiva es una falacia.

La evolución viola la segunda ley de la termodinámica

La segunda ley de la termodinámica afirma que la cantidad de entropía de cualquier sistema aislado termodinámicamente tiende a incrementarse con el tiempo. De una manera burda, se puede explicar esta ley con un ejemplo. Si ponemos un vaso de agua caliente en una habitación, la energía calorífica del agua de ese vaso se disipará en la habitación hasta que se iguale la temperatura con el ambiente, pero esa energía liberada es imposible de enviarla de vuelta al vaso.

Los creacionistas afirman que si un organismo se hubiese formado por evolución, esto conllevaría un descenso de entropía. Orden a partir del desorden. Afirman que esto es imposible sin intervención divina. Pero los organismos no son sistemas aislados. Al intercambiar energía con otros elementos del entorno la segunda ley de la termodinámica no es relevante. Innumerables procesos naturales y artificiales producen orden a partir del desorden en sistemas abiertos usando energía y materia externa.

La evolución no puede crear estructuras complejas con complejidad irreductible

Este argumento fue popularizado por Michael Behe, un bioquímico evangelista, que acuñó el término complejidad irreductible.  Tomemos una estructura compleja como lo es un globo ocular, y eliminemos una parte de él para simular una evolución inversa, y comprobaremos que la estructura deja de funcionar. Como consecuencia, un globo ocular no puede haber evolucionado por selección natural, ya que esa estructura sin una de sus partes no funciona y no aporta ninguna ventaja evolutiva. El concepto parece tener sentido, pero está fundamentado en un tremendo error de concepto. El mundo animal está lleno de tipos de estructuras para posibilitar la visión. Algunas estructuras son más complejas y otras más simples, todas con complejidad irreductible y todas son susceptibles de mejorar evolutivamente.

Es muy improbable que formas complejas de vida evolucionen por el cambio

¿Es posible que un tornado pase por un basurero y monte por azar un 747? El mismo argumento fue usado hace siglos por William Paley, solo que él utilizó el símil de un reloj de bolsillo. Un dispositivo así tuvo que ser creado por alguien, y no ser el fruto del azar. Esta afirmación es resultado de la ignorancia del extraordinario poder de la evolución desde estructuras sencilla a complejas. Una vez que se comprenden las mutaciones generacionales y la selección natural, y de cómo estructuras con complejidad irreductible evolucionan, no hay nada implausible en la teoría evolutiva. El diseño bottom-up (de lo sencillo a lo complejo) no es sólo probable, es inevitable, y casi siempre produce mejores diseños de los que un diseñador inteligente podría crear.

La evolución no puede crear nueva información

Según este argumento, la nueva información requerida para crear nuevas especies no puede originarse espontáneamente. Esta información puede provenir solo de un creador inteligente.  Esta afirmación se cae muy pronto, porque de hecho una mutación es una generación de nueva información. No toda la información es buena. La mayoría no sirve para nada. Es lo que se denomina deriva genética. Pero ocasionalmente, una de esas mutaciones le aporta un beneficio al organismo que ha mutado. Este beneficio es inmediatamente absorbido por la especie y evolutivamente propagado.

La evolución no explica algunos aspectos de la vida o la cultura

Dicho de otro modo. La teoría evolutiva no lo explica todo, por lo tanto es completamente falsa. Los biólogos evolucionistas son los primeros en reconocer que hay aspectos de la vida que todavía tenemos que comprender. Eso no nos lleva a que todo lo que hayamos aprendido sea falso. Hay creacionistas que hacen referencia a cosas que no tienen nada que ver con el origen de la vida y la especialización, como por ejemplo el Big Bang, o la edad de la Tierra, y que como la teoría evolutiva no explica estos aspectos es falsa. Las teorías solo pueden explicar los fenómenos observados que se intentan explicar, pero no pueden utilizarse para unos fines para los que no fueron concebidas.

Traducción del artículo original de Brian Dunning

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