Enviado por Gonzonet a través de Google Reader:
El Niño, un fenómeno que comienza con el calentamiento del Océano Pacífico en el trópico, tiene numerosos efectos. A menudo se asegura que sus vientos y corrientes ayudaron a Magallanes a moverse a una buena velocidad en su vuelta al mundo en 1520. Normalmente, el fenómeno produce sequías en el sureste asiático y en Australia, causando estragos en las cosechas. También disminuye la incidencia de los huracanes en el Golfo de México.
Esto tiene dos efectos compensatorios en los mercados de materias primas. Un menor índice de huracanes implica menos cierres de las plataformas petrolíferas del Golfo, lo que repercute positivamente en el suministro y en los precios.
No obstante, las sequías pueden aumentar el precio de productos como el azúcar, el trigo y el maíz. De hecho, hay una relación directa entre los incrementos de los precios de productos agrícolas y los últimos años en los que ha aparecido El Niño: entre 2006 y 2007, entre 2002 y 2003 y entre 1992 y 1993.
Aunque las consecuencias políticas son complejas, también pueden ser importantes. Las sequías ya han arruinado la producción de trigo de Argentina, motivo por el que el cuarto exportador mundial del mundo podría verse obligado a importar este año. Aunque las plantaciones en EEUU han aumentado, los agricultores siguen dependiendo de unas condiciones atmosféricas propicias para sacar adelante su producción.
En muchas zonas de economías emergentes ya se temen posibles revueltas por el encarecimiento de los alimentos. Otra preocupación es la inflación. Los alimentos representan la sexta parte del índice de precios al consumo de EEUU.
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