"Pegarte un móvil al cráneo o dormir junto a una radiación electromagnética es tan antihigiénico como comer con las manos sucias" . Mariano Bueno.
Mariano Bueno es una eminencia y un gran divulgador de la agricultura ecología, la bioconstrucción, la geobiología y la contaminación electromagnética. También es el fundador de la Asociación de Estudios Geobiológicos GEA. Ha escrito numerosos libros acerca de estos temas, siendo alguno de ellos "El gran libro de la casa sana", "El huerto familiar ecológico" o "Casa saludable".
Esta entrevista en La Vanguardia el 30/1/2009 es una buena introducción a la geobiología y cómo las radiaciones terrestres y la contaminación electromagnética y química influyen en la salud humana. Nuestra casa y nuestro dormitorio son más importantes de lo que creemos y Mariano Bueno lo explica así:
Tengo 50 años. Nací y vivo en Benicarló. Soy experto en geobiología, cultivo ecológico y biohabitabilidad. Vivo en pareja y tengo un hijo de 11 años. ¿Política? El bienestar de la gente. ¿Dios? Somos parte de la luz universal: cada día me siento más espiritual y menos religioso.
¿Qué hace un experto en geobiología?
Estudio la influencia de las radiaciones terrestres sobre los tejidos vivos, sobre la salud humana.
¿A qué radiaciones terrestres se refiere?
A las procedentes de venas subterráneas de agua, fallas geológicas, grietas, subsuelos graníticos, campos geomagnéticos… Y las artificiales: tuberías, tendidos eléctricos…
¿Todo eso influye en mi organismo?
¡Por supuesto! Y más intensamente en niños y personas hipersensibles.
¿De qué clase de influencia se trata?
De ionizaciones, alteraciones del bioelectromagnetismo natural de nuestras células.
¿Bioelectromagnetismo?
Las células intercambian cargas eléctricas. El flujo de electrones hace que tu cuerpo tenga magnetismo. Igual que el planeta Tierra, que es un gran electroimán. Con sus dos polos, norte y sur. El magnetismo terrestre nos influye, sobre todo en las horas del sueño. Atentos: dormir con el cuerpo alineado con el magnetismo terrestre favorece el descanso. Cabeza orientada hacia el norte, pies hacia el sur: es la orientación más relajante, ¡descansarás mejor!
¿Y si duermo en otras orientaciones?
Dormir con la cabeza hacia el este favorece un despertar revitalizado.
¿Y con la cabeza hacia el sur?
Despertarás tenso, nervioso.
¿Y hacia el oeste?
Debilita, desvitaliza, deprime. Lo saludable: situar la cabecera entre el norte y el este.
¿Tiene argumentos científicos?
Las células son como pequeñas brújulas y se repolarizan y reparan: facilitar el proceso refuerza tu salud. ¡Tu dormitorio es la verdadera cámara de tu salud! No la perturbes.
¿Y qué es lo más perturbador?
Luces – ¡la oscuridad activa la melatonina, hormona activadora de la reparación celular!-, temperatura alta, ruidos… y campos electromagnéticos (naturales o artificiales): inhiben la producción de melatonina.
¿Qué campos son naturales?
Las corrientes de agua subterránea: las moléculas del agua en movimiento, en fricción con el subsuelo, generan un campo electromagnético. Dormir sobre ese punto geopatógeno perturba tu regeneración celular.
¿Hasta qué extremo?
Hasta enfermar. ¡Cualquier radiación electromagnética intensa inhibe la glándula pineal y deja de segregar melatonina! Y eso ocho horas por noche, noche tras noche, impide a las células repararse debidamente: padecerás dolores de cabeza, dolencias articulares, disfunciones orgánicas, depresión del sistema inmunitario… A largo plazo, eso puede derivar en patologías neurodegenerativas, leucemias, tumores…
¡Dígame qué puntos son geopatógenos!
Esos en que se superpone una falla terrestre, una vena de agua y una línea Hartmann (corrientes electromagnéticas que recorren toda la superficie terrestre, en retícula).
¿Cómo detectar esos puntos?
Los zahoríes lo hacían con varas de avellano o péndulos. Hoy tenemos detectores electrónicos que captan los flujos de radiación. Y hay poderosas perturbaciones que son muy obvias, las artificiales: ¡evítalas!
¿Cuáles?
Torres de alta tensión, transformadores, cables eléctricos, electrodomésticos conectados a la red eléctrica, radiaciones de alta frecuencia, de telefonía móvil, inalámbricas… ¡Evita eso en tus noches o enfermarás!
Tengo un despertador eléctrico
Cámbialo por uno de pilas, o aléjalo de tu cuerpo. Los cables eléctricos, lo más lejos posible de tu cabeza.
Tengo una tele a los pies de la cama
Si es de pantalla plana, irradia poco. En cambio, un televisor de tubo catódico emite radiación ¡hasta cuatro metros! Sobre todo hacia atrás, y atravesando muros. Una vez detecté que el malestar de una persona provenía del trasero del televisor de su vecino…
¿Y qué hago con mi teléfono móvil?
¡Fuera del dormitorio, por supuesto! Sus microondas agitan tus células. Hoy sabemos que hablar con el móvil pegado al cráneo durante más de diez años… ¡duplica las posibilidades de desarrollar un tumor cerebral!
Pues yo llevo así algo más de diez años. Y, por trabajo, ¡necesito seguir usándolo!
Bien: aleja el móvil de tu cabeza. A más distancia, menos la irradiarás. Es fácil: ¡usa unos auriculares manos libres ambulantes!
En cuanto salga de aquí. ¿Qué otras perturbaciones me aconseja evitar?
Nuestros hogares son nidos de contaminación electromagnética y química. Deja que entre luz solar y aire, usa mobiliario de madera, usa pinturas ecológicas y destierra ambientadores, suavizantes, lejías y detergentes sintéticos. Si lavas la ropa con bicarbonato ¡te quedará lo bastante bien! Y vigila tus productos de limpieza: que sean de química dulce, no tóxica.
Lo que no haré es vivir a la luz de velas
No, pero libera tu zona de descanso de contaminación electromagnética. Y al llegar a casa, camina descalzo: durante el día caminamos sobre suela aislante y trabajamos en edificios aislados enfermos, así que nos conviene descargarnos.
Deme un último consejo revitalizante
En un frasco haz germinar semillas de alfalfa y consume ese germinado: es muy digestivo y concentra nutrientes que regeneran tus tejidos y protegen tu salud. El móvil, alejado